El pasaporte lector, tal y como lo hemos realizado, consiste en proporcionar a los alumnos un documento en el que van a ir registrando los libros que leerán a lo largo del curso. A cada uno de ellos les dimos un pasaporte lector como este:
El pasaporte tiene un tamaño inferior a la cuartilla para que puedan guardarlo en una pequeña funda de plástico que tienen en la agenda escolar que les entrega el colegio. La idea es que no fuese un documento que anduviese suelto sino que lo llevasen encima todos los días. Para hacerlo, imprimimos las hojas por delante y por detrás, lo grapamos empleando una goma de borrar y lo cortamos con la guillotina para dejarlo con el tamaño deseado.
En la primera página de este pasaporte los alumnos escribían sus datos personales y se dibujaban a si mismos. En cada una de las siguientes 8 páginas los alumnos tenían 5 estrellas para valorar, según la cantidad que pintasen, lo que les había gustado el libro y otro apartado para escribir un breve resumen del mismo.
La última página tiene una tabla con 10 cuadrados y la contraportada del pasaporte muestra el logo del colegio.
La dinámica del pasaporte lector es que cada vez que un niño lee un libro, rellena una hoja de su pasaporte indicando lo que le ha gustado y un breve resumen. Cuando enseña esta hoja al profesor éste le cuña en uno de los cuadrados de la tabla final. Cuando el alumno consigue que le cuñen todos los cuadrados obtiene un premio.
Algunas consideraciones a tener en cuenta respecto de esta dinámica:
-Los libros de valenciano y de inglés valen doble. Se busca incentivar la lectura en estas lenguas con dos cuños en lugar de uno.
-Cuando un alumno completa un pasaporte, se le entrega otro nuevo y continua el proceso. A lo largo de un curso escolar hay alumnos que completan dos o tres pasaportes (hablamos de 20 a 30 libros aproximadamente).
-Es una dinámica totalmente voluntaria.
-Los premios eran cosas que valiesen 1 o 2 euros como mucho y que tuviesen relación con la lectura o escritura (Tiger y su sección de papelería resulta formidable en ese sentido)
Además del pasaporte y su funcionamiento creo que es interesante también hablar del sistema de préstamo y de algunas consideraciones generales.
Como la idea de esta acción incluía acostumbrar a los alumnos al funcionamiento del préstamo de libros de una biblioteca, decidimos hacer que la biblioteca del aula funcionase de la manera lo más similar posible.
Cada libro tiene en la primera página del libro su correspondiente ficha de prestamo. Similar a esta:
Además de las correspondientes fichas, el profesor tiene un álbum de fotos con fundas de tamaño pequeño. Nosotros compramos los nuestros en un bazar. Son parecidos a este:
Para preparar nuestro sistema numeramos las primeras 31 fundas (una para cada día del mes) escribiendo en cada fundita el numero correspondiente encima de una pegatina blanca. En el resto de fundas guardábamos fichas de préstamo y pasaportes lectores en blanco para cuando hiciesen falta.
Cuando un alumno quiere tomar prestado un libro, entrega la ficha de préstamo al profesor que la cumplimenta con el nombre y fecha del alumno y la introduce en la funda con el número del día en que debe ser devuelto. Por ejemplo, si nosotros dejamos una semana para leer un libro y un alumno lo toma prestado en 12 del mes, introduciríamos la ficha de préstamo en la funda con el número 19. Si lo alquila el día 29 colocaríamos la ficha en la funda 6. En el caso de que el día que haya que devolver libro caiga en fin de semana o festivo se retrasa la devolución al primer día lectivo.
Cada día, el profesor abre el álbum de fotos, revisa si ese día hay libros para devolver. Si lo hay los pide a los alumnos. Después mira si el día siguiente habrán libros para devolver, si los hay recuerda a los alumnos que deberán devolver sus libros mañana. Así evitamos olvidos.
Si un alumno necesita más de una semana para leer un libro puede tomarlo prestado otra semana más siempre que primero lleve el libro a clase y lo muestre al profesor al finalizar la primera semana. Así nos aseguramos que no lo ha perdido.
Si un alumno olvida devolver el libro que ha tomado prestado el día que le tocaba tiene un "día de gracia" para devolverlo sin consecuencias. Pasado ese día , si no lo devuelve, se escribe una nota en la agenda informando a la familia para que le ayude a completar la devolución. El alumno tiene que esperar para poder volver a tomar prestado un libro, tantos días como aquellos que se retrasó.
Cuando un alumno devuelve un libro, el profesor toma la ficha del álbum de fundas, la coloca de nuevo en el libro y el alumno lo devuelve a la biblioteca de aula.
¿Qué ocurre si un alumno pierde un libro? La solución que propongo es la de aplicar una consecuencia lógica. Al presentar el proyecto a los alumnos y a las familias, se les solicita adquirir el compromiso de reponer aquellos libros que extravíen. Los alumnos firman ese compromiso junto con sus padres. El libro que han de reponer es el mismo que han perdido. Dado que las situaciones por la que puede perderse o estropearse un libro son infinitas es bueno tener atado y acordado de antemano la consecuencia a adoptar.
Hay una serie de consideraciones generales o de hábitos que influyen enormemente en el resultado de este plan de animación a la lectura y que conviene tener presentes:
-Tener el álbum de fotos para la gestión de los prestamos visible encima de la mesa del profesor facilita que no se nos olvide y que lo revisemos diariamente.
-"Diariamente" es una palabra polisílaba y fundamental.
-Es muy positivo presentar los libros que se adquieran para la biblioteca del aula a los alumnos, hablarles de ellos, leer algún fragmento. Darles visibilidad aumenta la probabilidad de que quieran leerlos.
-Cuando pasaban algunos días sin demasiado movimiento, incentivaba el uso del pasaporte anunciando que los libros de determinada colección o de determinada editorial valían doble esa semana o ese día. De ese modo los alumnos retoman el interés.
-Los carteles en el aula con frases o dibujos relacionados con la lectura ayudan. Aunque sea poco. Aunque no podemos valorar su alcance. Un grano no hace granero...
-Tengo por costumbre, cuando los alumnos han terminado sus tareas en clase, darles a elegir entre hacer un dibujo/manualidad o leer un libro. De este modo se animan a ojear los libros en clase antes de pedirlos prestados. Muchos alumnos solo leen el tiempo que tienen en clase porque después del colegio tienen numerosas actividades extraescolares. Si algo necesita la lectura, es tiempo.
Después de haber aplicado este sistema durante dos años, quiero compartir las siguientes criticas o reflexiones:
-Cuanto antes entreguemos el pasaporte lector a los alumnos una vez iniciado el curso mejor. Antes adoptaran el hábito de usarlo.
-El montaje del pasaporte lector debe ser lo más sencillo posible. Hay que mejorar el formato actual. Utilizar un tamaño tan específico y tener que graparlo hace que haya que invertir mucho tiempo en la fase de preparación. Creo que la clave es partir del formato A4, sencillo de fotocopiar y manipular. En este sentido puede ser interesante el formato de minilibro plegable. (hay una variante para hacer un libro de 10 páginas)
*Actualización: He creado un pasaporte siguiendo este modelo. Aquí tienes el enlace para descargar el documento.
-Pedir a los niños que resuman el libro es terrible para incentivar la afición a la lectura. Hay que buscar otras opciones para comprobar que los han leído como preguntas orales sobre el libro o fichas preguntando cuál es su personaje favorito y porqué.
-Todos los elementos se interrelacionan para favorecer el hábito lector. Descuidar uno hace que los alumnos pierdan el interés o el hábito, ambos con consecuencias desastrosas.
-Hay que ser un vendido a los intereses de los niños. No hay libro malo. Yo no contabilizo todos los cómics o los cuentos de dibujos en el pasaporte lector, pero tengo muchos en clase y les animo a leerlos.
-Desde un enfoque modular, como ikea, el sistema de préstamo puede tomarse por separado y combinarlo con otras propuestas diferentes al pasaporte lector (como este lectómetro o este otro) para construir todo un sistema nuevo. Lo positivo de este enfoque es que puedes mantener una infraestructura común y realizar variaciones según la edad.
-Lo contrario también es factible. Mantener el pasaporte y cambiar las reglas del sistema de préstamo.
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