lunes, 1 de octubre de 2012

Indefensión aprendida

A finales de los 60, el psicólogo Martin Seligman realizó el siguiente experimento. Dentro de una caja de laboratorio, un perro era expuesto a shocks eléctricos que no podía evitar. En cambio, en otra caja, otro perro sí que podía interrumpir esos shocks pulsando una palanca. Más tarde, los perros eran situados sobre una superficie electrificada de la que podían escapar simplemente saltando una barrera. El perro que había podido controlar los shocks la saltaba, mientras que el otro perro, en lugar de buscar la salida exitosa a la situación adversa, permanecía aguantando las descargas de manera pasiva. Había, pues, “aprendido” su indefensión. ¿Para qué gastar energías sabiendo (en realidad, creyendo) que de esos estímulos adversos no se puede escapar?
La indefensión aprendida es la antesala de la depresión. No hacer nada porque se piensa que ya todo es inútil.
En este vídeo podemos ver cómo una profesora provoca indefensión aprendida en un grupo de alumnos con una sencilla actividad:



*Leído aquí