jueves, 21 de abril de 2016

Gamificando el uso de la agenda

Como expliqué en la anterior entrada, la agenda escolar puede ser un soporte más que adecuado para llevar a cabo una propuesta de gamificación en alguno de los aspectos presentes en el aula y que queremos dinamizar; pero también puede ser objetivo, en sí misma, de una acción gamificadora. Este es el tema de la entrada de hoy.

Tal y como explica perfectamente Rosalie Ledda en el artículo "6 razones del fracaso de la Gamificación en educación" (un artículo, en mi opinión, de obligada lectura para aquellos que deseen realizar intervenciones con criterio en el ámbito de la gamificación) la gamificación es una posible respuesta para solucionar un problema o una posible respuesta a una necesidad no cubierta. Dicho de otro modo, gamificamos para buscar soluciones y no por el mero hecho de que sea un fenómeno relativamente de moda.

En el caso que planteaba al principio el problema identificado es el siguiente: En mi colegio, los alumnos emplean la agenda como herramienta de comunicación con la familia, para organizarse y para llevar constancia del trabajo realizado en el aula y en casa de forma autónoma (esto es, siendo ellos los únicos responsables de administrarla) a partir de 3º de Primaria. A muchos alumnos les cuesta adquirir los hábitos deseados y no son constantes en el uso de la agenda. Su utilidad queda en evidencia y aunque se ha tratado de supervisar a los alumnos más descuidados no se ha logrado el resultado esperado.

La gamificación en el uso de la agenda tiene pues como objetivo incentivar el uso adecuado de la agenda para lograr la implantación de un hábito positivo. Más adelante detallaremos que entendemos por uso adecuado. Inspirado en los artículos del tipo "Conviértase en un auténtico Ninja de Gmail" pensé que en numerosas artes marciales se emplea el uso de cinturones de color asociados al grado de maestría o dominio del practicante. Son una forma de representar la experiencia que ha adquirido fruto de la practica y la perseverancia. Algo que nos viene de perlas para abordar nuestro objetivo: que los alumnos practiquen y perseveren en el buen uso de la agenda.


Lo que vamos a hacer es plantear a nuestros alumnos que el buen uso de la agenda es un aprendizaje que resulta del ejercicio y la práctica diaria. Igual que el karateka (del japonés Karate ka = persona) cada uno de ellos se convertirá en agendaka (del español Agenda + sufijo japonés ka = persona) y con su esfuerzo constante avanzarán en el dominio de este arte.

Para evaluar su maestría tomaremos como referencia tres aspectos fundamentales en el buen uso de la agenda: Tareas, Formato y Firma.

Tareas: Evidentemente valoraremos que todos los deberes y tareas del día estén anotados. Valoramos la cantidad. No debe faltar ni uno. Sin excepción.

Formato: Lo que vamos a considerar es que las tareas estén anotadas en el formato deseado. Unas pautas que les entregaremos y que tendrán a su disposición en la misma agenda para su consulta.


Firma: En mi centro, los padres deben firmar la agenda de sus hijos para darse por informados respecto a las tareas planteadas en el centro, lo que los alumnos han hecho en el colegio y lo que hayan realizado en casa. Valoraremos que la agenda este firmada por los padres.

Así pues el buen agendaka será el alumno que tenga todas las tareas anotadas, en el formato indicado y firmada por sus padres. Si se mantiene constante en el buen ejercicio de sus responsabilidades progresará en su dominio de la agenda. Para representar este progreso, igual que los karatekas, los agendakas tienen cinturones para expresar su grado de dominio. Al comenzar la practica dispondrán de un cinturón blanco, que irá cambiando de color conforme aumente su maestría.



Mi propuesta es que cada 10 veces (da igual si son consecutivos o no) que el alumno presente en su agenda un día perfecto respecto a Tareas, Formato y Firma, sube de nivel y su cinturón cambia de color. 10 días, 2 semanas de clase. Con una escala tradicional de cinturones de karate estaríamos hablando de obtener el cinturón negro en 60 días lectivos. A punto de finalizar el primer trimestre.

Obviamente si consideramos plazos más amplios (15 o 20 días) o variables (10 días para el amarillo, 15 para el naranja, 20 para el verde... 100 días en total) los tiempos cambian.

Para representar los cinturones podemos emplear una sencilla goma elástica (como la que se usa en las carpetas) con los extremos anudados que, por su similitud visual, hará las veces de cinturón y por su funcionalidad, de marcapáginas. Cada vez que un alumno cambia de color, entrega su viejo cinturón y recibe el nuevo a cambio. Así podemos tener un fondo de cinturones permanente y rentabilizar el coste de las (30 gomas de aprox. 40 cm cada una x 7 colores) 210 gomas elásticas, que deberemos adquirir al principio, durante varios años.


A aquellos que alcancen la máxima distinción podemos hacerles entrega de una insignia, pegatina o brag tag que puedan guardar como recuerdo. También podemos simplemente regalarles la goma negra.

*Idea: En lugar de gomas elásticas puede prepararse un marcapáginas para hacer de cinturón. (el marcapáginas del enlace está preparado para que, al plastificarlo, asome perfectamente por la parte superior de la agenda)



El cinturón blanco indica que al poseedor de la agenda le queda un buen trecho por recorrer.

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