Este año estreno aula nueva con todo lo que ello conlleva: diseñar nuevos espacios y diseñar los usos de esos espacios. Con el cambio de mobiliario decidí situar la biblioteca de aula en un lugar diferente al que estaba antes y estuve pensando en cómo quería plantear el uso de la misma el próximo curso.
Los libros no están señalizados de ninguna manera. No tienen una identificación individual. Pensé en etiquetarlos tal y cómo ya había hecho antes pero me parecía una tarea pesadísima que requería un tiempo del que no dispongo. Dándole vueltas llegue a la conclusión de que podía ser más sencillo identificar a los niños, que son menos, en lugar de a los libros. Brillante ¿no os parece? He estado haciendo algunas pruebas y vengo hoy con una propuesta más o menos cerrada.
A cada alumno voy a hacerle una ficha personal con un rectángulo de plástico transparente. En esa ficha escribiré su nombre con rotulador permanente. Todas las fichas se guardan en un bote que está sobre la biblioteca.
En la mesa del profesor hay un panel frontal que tapa las piernas del profesor. En este panel voy a pegar unos ganchitos adhesivos. 33 ganchitos numerados, para ser más exactos: 1 para cada día del més, un ganchito que pintaré de amarillo y otro de rojo.
La mecánica es la siguiente: Cuando un alumno quiere alquilar un libro, coge su ficha personal del cubo y la deja, junto con el libro, en la mesa del profesor o en la del bibliotecario. El profesor anota en la ficha del alumno con rotulador de pizarra blanca el nombre del libro y la fecha en la que alquila el libro. Los libros pueden ser alquilados una semana. Después el alumno cuelga su ficha en el ganchito del mes en el que debe devolverlo a la biblioteca de nuevo.
Cada día el encargado revisa las fichas que están colgadas en el ganchito de ese día. Cuando alguien devuelve un libro, se borra su ficha (se borra el nombre del libro y la fecha ya que estaba escrito en rotulador de pizarra. El nombre, que está en permanente, se mantiene) y se coloca de nuevo en el bote original. Sí algún alumno no entrega el libro que había olvidado el día correspondiente, se mueve su ficha al ganchito amarillo (como la tarjeta amarilla en el futbol); lo que supone un aviso de falta en las normas del alquiler y la obligación a devolver el libro al día siguiente. Si el día siguiente el alumno devuelve el libro su ficha vuelve al bote de la biblioteca y se continua con normalidad.
En caso de que el alumno no devolviese el libro, moveríamos su ficha al ganchito rojo. El ganchito rojo es como una expulsión y significa que el alumno recibirá un aviso para la familia en la agenda, comunicándoles la necesidad de devolver el libro o, en caso de que lo haya extraviado, de reponerlo. Hasta que no haya pasado una cosa u otra el alumno no puede volver a alquilar de nuevo en la biblioteca escolar.
A final de curso las fichas se borran por completo (con un trapo se retira lo escrito con rotulador de pizarra y con un algodón impregnado en alcohol se borra el permanente) y se pueden volver a usar con el nuevo grupo.