sábado, 29 de junio de 2019

Unenta: análisis de la nomenclatura en los números de la centena

En esta entrada trataré de compartir una reflexión acerca de la lógica o ilógica interna que, a mi parecer, existe en la nomenclatura de los números y de cómo esta puede dificultar el proceso de aprendizaje de los alumnos.

Si tomamos como referencia inicial las decenas superiores podemos observar que su nombre tiene una estructura que se repite:

noventa
ochenta
setenta
sesenta
cincuenta
cuarenta
treinta

Todos los nombres están formados por una primera parte referida a la cantidad de decenas a la que hace referencia: (nov, och, set, ses, cincu, cuar, tre) y la terminación común para designar que se trata de una decena (enta)

Dentro de cada una de estas decenas, además, hay una estructura para nombrar los números que se repite:

noventa y uno
noventa y dos
...
sesenta y cuatro
sesenta y cinco
...
cuarenta y seis
cuarenta y siete
...

Todos los números se nombran utilizando una expresión compuesta formada por el nombre de la decena, la palabra "y" y el nombre de las unidades que contiene.

Esta pauta en la construcción de las palabras, sin embargo, no se da en las dos primeras decenas:

veinte
diez

Aquí no hay una raíz que haga referencia a la cantidad de decenas nombrada ni tampoco hay una terminación común que haga saber que estamos nombrando una decena. Dos nombres que no guardan mucha relación con el resto de las decenas.

Analicemos más detenidamente cada una de ellas por separado:

veintiuno
veintidos
veintitres
veinticuatro
veinticinco
veintiseis
veintisiete
veintiocho
veintinueve

Aquí podemos ver un patrón. Tenemos una primera parte que se repite y que nos informa de que estamos dentro de la misma decena (veinti) y una segunda parte que indica la cantidad de unidades que nombra dicho número (uno, dos, tres, cuatro, cinco...). No sigue la estructura compuesta que sí hacen el resto de centenas pero, al menos, hay una cierta similitud.

Veamos que ocurre con la última (en realidad la primera) de las decenas analizadas:

diez
once
doce
trece
catorce
quince
dieciseis
diecisiete
dieciocho
diecinueve

Aquí parece reinar el caos. Tenemos un primer grupo de números (diez, once, doce, trece, catorce y quince) sin una relación aparente entre ellos y luego un segundo grupo con una construcción similar a la de la decena anterior, la del veinte; una sola palabra formada por una primera parte que indica que estamos en la misma decena (dieci) y una segunda parte que indica las unidades contenidas (uno, dos, tres, cuatro, cinco...) Se puede aprender más acerca del origen del nombre de los números aquí.

Podríamos decir que, dentro de los primeros cien números, las dos primeras decenas se muestran bastante diferentes al resto, y que, de estas dos, la primera es la más extraña e irregular de todas. Especialmente los 5 primeros números.

En el aula he comprobado que precisamente estos números (once, doce, trece, catorce y quince) son los que más cuestan de aprender los alumnos, seguidos por aquellos que van del dieciséis al veintinueve. Quizá esta falta de lógica o coherencia a la hora de construir el nombre de dichos números sea lo que dificulta la tarea de aprenderlos, tarea que no les resulta complicada con el resto de nombres, una vez que "descubren" las reglas de composición.

Si decidimos jugar con el lenguaje e imaginar como podría haber sido de haber querido mantener el mismo criterio, creo que sería lógico pensar que las decenas quedarían de la siguiente manera:

noventa
ochenta
setenta
sesenta
cincuenta
cuarenta
treinta
dosenta
unenta

"dosenta" y "unenta" mantienen la estructura mencionada al principio de la entrada, una sola palabra compuesta por el número de decenas del número (un, dos) y una terminación común a todas (enta)

Del mismo modo si aplicamos, como hemos hecho ahora mismo, el mismo criterio en los números pertenecientes a ambas decenas que en el resto, el resultado bien podría ser:

unenta 
unenta y uno
unenta y dos
unenta y tres
unenta y cuatro
unenta y cinco
unenta y seis
unenta y siete
unenta y ocho
unenta y nueve
dosenta 
dosenta y uno
dosenta y dos
dosenta y tres
dosenta y cuatro
dosenta y cinco
dosenta y seis
dosenta y siete
dosenta y ocho
dosenta y nueve
treinta 
treinta y uno
...

Esta podría ser una estructura más regular y más sencilla de aprender ya que tanto los nombres de las decenas como los números que pertenecen a su familia siguen los mismos patrones de escritura.

Queda pues esta entrada como un juego del lenguaje y cómo reflexión para tener en cuenta que, dado que es probable que los números del once al quince sean los más complicados de aprender , habrá que dedicar especial cuidado en su trabajo para compensar la falta de coherencia interna. Una dificultad que, si bien no sea percibida de forma expresa por el alumno, sí puede que se manifieste en su trabajo.

Actualización: He encontrado un vídeo en el que se menciona expresamente esta dificultad con el once, doce y trece: 

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