sábado, 8 de octubre de 2016

Sistema de Registro de Comedor

Hoy quiero compartir con vosotros el sistema que uso en el aula para llevar el registro de los alumnos que se quedan a comedor. En mi colegio, cada día hay que contar a los alumnos que se quedan a comer y pasar ese registro de alguna manera a la responsable del centro para que de aviso a cocina.
A lo largo de los años hemos ido probando diferentes métodos y hemos ido valorando los pros y los contras:

  1. Durante un tiempo, los alumnos de 6º de Primaria eran los encargados de apuntar a los alumnos de comedor. Para hacerlo tenían unas hojas de registro en su aula. Cada día, a primera hora, dos alumnos tomaban la lista y pasaban por todas las clases para preguntar los alumnos que se quedaban a comer. Tomaban nota en las hojas de registro y, al acabar, dejaban las hojas en la puerta del despacho de la responsable. Inconvenientes: Muchas veces, los alumnos de 6º interrumpían la clase cuando el profesor estaba explicando algo, dando alguna instrucción o preguntando a los alumnos. Eran interrupciones que resultaban bastante molestas. Si, además, algún alumno se retrasaba y entraba después de que los alumnos de 6º hubiesen pasado a tomar nota, había que avisar con cierta prisa a la responsable del centro antes de que pasase la cantidad total de alumnos de comedor a cocina.
  2. Para mejorar este sistema decidimos retrasar la hora a la que se pasaba por las clases para dar el margen suficiente a los alumnos que pudiesen retrasarse. Dado que los alumnos de 6º no podían salir a realizar el registro a mitad de clase, se decidió que fuese la propia responsable del centro la que lo llevase a cabo. Redujimos bastante el numero de correcciones pero continuábamos con las interrupciones.
  3. El año pasado propuse poner un cartel en la puerta de cada clase. El cartel está realizado en una hoja tamaño DIN A3 plastificado en el que se escribe con rotulador de pizarra, que puede ser borrado después sin dejar marca. Cada día en dicho cartel se marca el día de la semana que corresponde y en el espacio grande el número de alumnos que se quedan a comer. Cuando esta relleno, la información queda expuesta en la puerta del aula, de forma que la encargada puede acceder a ella sin tener que interrumpir la clase. De esta manera solucionamos las interrupciones y mantenemos un número ínfimo de correcciones. ¿Que quedaba ahora por mejorar? La autonomía de los alumnos.


En todos los planteamientos anteriores, quien generaba el número de alumnos dentro de la clase es un tema aparte: El profesor pregunta a los alumnos, un alumno pregunta a los alumnos... hay variedad en las opciones disponibles.

Como trato de avanzar en la autogestión de los alumnos de sus tareas, cometidos o responsabilidades estuve dándole vueltas al tema y decidí poner en práctica una ida de Rick Morris ya expuesta aquí con anterioridad.

La configuración definitiva, tal y como está ahora en clase, es la siguiente:


A la izquierda, la hoja de registro que he presentado más arriba pegada en el lateral de un armario que hay en el pasillo. A la derecha el panel de asistencia al comedor, una placa metálica con 32 imanes. La placa esta sujeta colgando del borde de una de las librerías de clase y asegurada con cinta (el pequeño reborde metálico inferior es para que los imanes no se deslicen fuera de la placa).

El funcionamiento es el siguiente:
-Cada mañana, al atravesar la puerta, los alumnos que se quedan a comer desplazar uno de los imanes que están ordenados al espacio vacío que hay más abajo. Es un gesto instantáneo. Lo hacen sin detenerse siquiera.
-Comenzamos la clase con normalidad y damos tiempo a que algún alumno pueda llegar con retraso. Si lo hace, al entrar mueve su imán junto con el resto.
-Cuando comienza la parte de la clase en la que realizamos el trabajo individual (a la media hora aprox.) el alumno encargado de comedor se levanta del sitio, cuenta y coloca los imanes de nuevo en su sitio y rellena la hoja que está a su izquierda, anotando el día de la semana y el total de los que se quedan a comer. Esta hoja queda visible fuera del aula para que la encargada del centro tome nota de los datos sin interrumpir la clase.
-Al entrar por la tarde, el encargado borra la hoja de registro y la deja preparada para el día siguiente.

Los beneficios son numerosos:
-Son los propios alumnos los que gestionan su propia asistencia al comedor de forma rápida, cómoda, visual y divertida (les gusta mover el imán)
-Tenemos margen para incorporar posibles retrasos. (el que llegue tarde, si se queda a comer, tiene que desplazar el imán a la zona inferior igual que el resto)
-Un alumno es el que agrupa la información y "resetea" el sistema para el día siguiente, descargando al profesor de cuestiones menores. De esta forma podemos atender otros asuntos más urgentes y dedicar más tiempo a los alumnos.
-No más interrupciones en el aula. Rompen el ritmo de la clase, y ahora que estoy poniendo en práctica Whole Brain Teaching, me resultan más incomodas que nunca.

De momento funciona de maravilla. Cierto es que la configuración espacial del aula en la que estoy este año me lo ha puesto todo muy fácil, pero seguro que puede adaptarse a casi cualquier aula o puerta (¡hay que aprovechar las puertas!) ¿Qué opináis? ¿Os convence?

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