El castigo opera en el canal del miedo, no de la responsabilidad. Castigando enseñamos a temer, no a ser responsables. La consecuencia de haber hecho algo mal es reparar dicho mal en la medida de lo posible, no pagar una pena que sea igual de dolorosa. El castigo no es LA consecuencia de nuestros actos, no lo disfracemos de lo que no es. Es un estilo, una (mala) opción, un punto de vista... no una consecuencia lógica.
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